HEMEROTECA

18 de abril de 2003


Noche de penitencia
La Santa Vera Cruz cumple la ceremonia de la adoración y jura disciplina en San Juan del Mercado


J. A. G.
A las ocho de la tarde, el alcalde caballero tomó el relevo. En la nueva Casa Consistorial, arropado por los cofrades, recibió el bastón de mando de manos del regidor de la ciudad. Varían los escenarios. No tanto las costumbres, aunque ya no recibe la Cofradía de la Santa Vera Cruz mil maravedíes para que un hermano ore por la salud pública de la villa bajo la fachada del Hospital de la Piedad. Pero aún así los cofrades siguen acudiendo a buscar a las autoridades para acompañarlas a San Juan del Mercado.

En el interior de la iglesia el resplandor titileante de las lámparas genera sombras de cofrades sobre el ocre sepia de las paredes. También se proyecta el perfil de la cruz. Un Jueves Santo más se cumplió anoche la ceremonia de la Adoración, símbolo de penitencia franciscana. Los cofrades juraron disciplina tras el advenimiento del sermón del capellán.
Morados y negros se confundían a las puertas de San Juan entre blancos, rojos y amarillos, bajo un manto lumínico limonáceo. Es un hábito que la procesión de la Santa Vera Cruz lleve por delante el paso de los Hermanos del Silencio y Jesús Nazareno. Entre ellos procesiona La Cruz, símbolo de la Cofradía titular. Sigue el paso de Jesús Nazareno ofreciendo una imagen de postración y mirada cabizbaja. También escoltan La Oración en el Huerto, obra de Pío Mollar, y símbolo de la resignación y la angustia.
Es esta una procesión de penitencia arraigada en la orden mendicante de San Francisco, que ya no tiene convento en Benavente. Pervive la doctrina de exaltación de la cruz con la que se creó la cofradía. En el centro de esa marcha de expiación pasan los hermanos cofrades de la Santa Vera Cruz arropando El Judío del Clavo. La imagen acaba de regresar de Madrid. Ha estado expuesta junto a las mejores imágenes de Zamora y de la provincia.
Lo llaman también Paso Redopelo o de La Desnudez. En el lugar de la crucifixión los sayones, con ojos desorbitados y gesto fiero, se aprestan a cumplir con su cometido. El Cristo, atadas las manos, ofrece una imagen humana en contraste con la crueldad de la escena. Dicen que los niños esperan siempre el paso de esta imagen por su fama de temible. Anoche también.
Tras salir a Obispo Regueras, la cofradía hermana, Santo Entierro, y las Damas de la Luz, cierran la procesión junto a la Virgen de la Soledad. La imagen reza ante la cruz constatando uno de los siete dolores.
No varió ayer el recorrido. La procesión extendió su hilera larga por la estrechez de Obispo Regueras, bordeó Santa María la Mayor y enfiló hacía La Rúa. Las obras no impidieron que la comitiva procesional siguiera hacia Núñez Granés y encarará la pendiente de Gonzalo Silvela. Es tradición que la procesión culmine en la que fue sede franciscana, primero el convento hoy desaparecido, luego en el Hospital de la Piedad. En menor medida los benaventanos siguieron hasta allí la procesión, que cada año concita el interés de mayor público foráneo.
La entrada de la noche trajo de la mano el Viernes Santo. A las ocho menos cuarto de hoy el cuerno tendrá que comenzar a sonar para anunciar la procesión de El Encuentro. Los nazarenos ocuparán posiciones en Santa María antes de que Jesús y la Dolorosa emprendan su camino de separación y reencuentro bajo el canto atávico de La Salve.