HEMEROTECA

27 de marzo de 2002


Entre carracas y tinieblas
La Virgen de la Soledad desfiló anoche con el manto de la Virgen de las Angustias


 


I. R.
Si las palmas y el laurel definen la primera de las procesiones en la Semana Santa benaventana, el Martes Santo es la noche de las carracas.
Ayer, el sonido desgarrador de estos instrumentos se unía al aire frío que dominó la noche para ayudar a escenificar los actos ocurridos hace dos mil años y que la Pasión local reproducirá a lo largo de esta semana.

La Procesión de las Tinieblas inició ayer los actos procesionales de Semana Santa, con una principal novedad desde que las cofradías y la Junta Pro Semana Santa recuperaran esta procesión hace cinco años, la Virgen de la Soledad desfiló ayer con el manto de la Virgen de las Angustias, una vez que el que propio se encuentra deteriorado por el efecto que el agua hizo en el mismo al llover en la procesión celebrada hace dos años, cuestión por la que la cofradía ya ha hecho los preparativos para la adquisición de un nuevo manto que deberán elaborar manos artesanas.
A las ocho de la noche tenía lugar en la parroquia de Renueva, el Segundo Día de Triduo, dedicado al Santísimo Cristo de la Salud, lo que inició ayer los actos del Martes Santo.
A continuación, los cofrades y feligreses se dirigían hacia la plaza de la Soledad, donde iba a tener lugar el comienzo de la Procesión de las Tinieblas cuya salida se programó para las nueve y cuarto de la noche.
En la conocida también como la subida de los pasos a las parroquias participaron las cofradías de la Santa Vera Cruz, Santo Entierro y Damas de la Luz y la Soledad, acompañadas por autoridades y representaciones de las distintas cofradías.
Desfilaron los pasos de la Verónica, Jesús con la Cruz a Cuestas, el Cristo Yacente y las imágenes de la Soledad y de las Angustias.
Los sonidos de la Banda de Cornetas y Tambores de Benavente y la Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía de la Sagrada Pasión del Cristo de Valladolid completaron el desfile procesional donde las carracas tuvieron, sin duda, especial protagonismo. Por la Cuesta General Mola discurrió el desfile hasta la Encomienda y Plaza Mayor, donde se despedía a los Pasos del Nazareno y la Soledad, que se trasladaron a la iglesia de San Juan. Desde allí, la procesión continuó por General Aranda y Núñez Granés. Por la calle José Antonio la procesión desembocó en la iglesia de Santa María la Mayor, donde concluía el desfile procesional del Martes Santo.