Entre
carracas y tinieblas
La Virgen de la Soledad
desfiló anoche con el manto de la Virgen de las
Angustias
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I. R.
Si las palmas y el laurel
definen la primera de las procesiones en la Semana Santa
benaventana, el Martes Santo es la noche de las
carracas.
Ayer, el sonido desgarrador de estos instrumentos se
unía al aire frío que dominó la noche para ayudar a
escenificar los actos ocurridos hace dos mil años y que
la Pasión local reproducirá a lo largo de esta semana.
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La Procesión de las Tinieblas
inició ayer los actos procesionales de Semana Santa, con
una principal novedad desde que las cofradías y la Junta
Pro Semana Santa recuperaran esta procesión hace cinco
años, la Virgen de la Soledad desfiló ayer con el manto
de la Virgen de las Angustias, una vez que el que propio
se encuentra deteriorado por el efecto que el agua hizo
en el mismo al llover en la procesión celebrada hace dos
años, cuestión por la que la cofradía ya ha hecho los
preparativos para la adquisición de un nuevo manto que
deberán elaborar manos artesanas.
A las ocho de la noche tenía lugar en la parroquia de
Renueva, el Segundo Día de Triduo, dedicado al Santísimo
Cristo de la Salud, lo que inició ayer los actos del
Martes Santo.
A continuación, los cofrades y feligreses se dirigían
hacia la plaza de la Soledad, donde iba a tener lugar el
comienzo de la Procesión de las Tinieblas cuya salida se
programó para las nueve y cuarto de la noche.
En la conocida también como la subida de los pasos a las
parroquias participaron las cofradías de la Santa Vera
Cruz, Santo Entierro y Damas de la Luz y la Soledad,
acompañadas por autoridades y representaciones de las
distintas cofradías.
Desfilaron los pasos de la Verónica, Jesús con la Cruz a
Cuestas, el Cristo Yacente y las imágenes de la Soledad
y de las Angustias.
Los sonidos de la Banda de Cornetas y Tambores de
Benavente y la Banda de Cornetas y Tambores de la
Cofradía de la Sagrada Pasión del Cristo de Valladolid
completaron el desfile procesional donde las carracas
tuvieron, sin duda, especial protagonismo. Por la Cuesta
General Mola discurrió el desfile hasta la Encomienda y
Plaza Mayor, donde se despedía a los Pasos del Nazareno
y la Soledad, que se trasladaron a la iglesia de San
Juan. Desde allí, la procesión continuó por General
Aranda y Núñez Granés. Por la calle José Antonio la
procesión desembocó en la iglesia de Santa María la
Mayor, donde concluía el desfile procesional del Martes
Santo.
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